LIMPIEZA
Una buena rutina de limpieza es vital para mantener la piel sana y prevenir enfermedades. Vale la pena adquirir buenos hábitos desde una edad temprana.
Una de las principales funciones de la piel es actuar como barrera al mundo exterior. La función de barrera de la piel puede verse fácilmente alterada o dañada por productos químicos nocivos como contaminantes en el medio ambiente, daño solar acumulativo o incluso productos que se aplican deliberadamente a la piel. El uso de un limpiador no sólo eliminará toda la suciedad con la que entramos en contacto mientras realizamos nuestras actividades diarias, desde el hogar hasta el trabajo, el gimnasio y el bar. También elimina los microorganismos con los que compartimos nuestro mundo y potencialmente mejora la función barrera de la piel. Esto le dará al brillo natural de tu piel la oportunidad de brillar realmente. Existe una amplia gama de productos de limpieza en el mercado. Los limpiadores faciales incluyen jabones en barra, limpiadores espumosos y no espumosos, leches limpiadoras, tonificantes, exfoliantes, aguas micelares y aceites. La elección es enorme y el mejor producto depende en gran medida del tipo de piel y preferencias personales.
Las cinco reglas de la limpieza
1. Limpiar el rostro tanto por la mañana como por la noche. La limpieza nocturna es especialmente importante para eliminar el maquillaje, el protector solar y las partículas de contaminación con las que hemos entrado en contacto durante el día. No hacer esto puede resultar en granitos, imperfecciones y potencialmente incluso un envejecimiento prematuro de la piel.
2. Las toallitas húmedas son siempre un NO a menos que se estén usando como último recurso en el gimnasio o durante un viaje. Esto se debe a que pueden causar irritación de la piel y, principalmente, esparcir suciedad, maquillaje y aceites por la superficie de la piel; no cumplen con una limpieza a fondo.
3. Si se usa agua, la temperatura siempre debe ser tibia. Evitar el uso de agua muy caliente o fría: el agua fría es menos eficaz para eliminar los aceites de la piel y el agua caliente puede dejar la piel seca e irritada.
4. Nunca, nunca aplicar un producto de limpieza facial directamente sobre la piel seca. Puede provocar sensibilidad. Lo primero siempre es humedecer la piel.
5. Utilizar siempre una toalla para secar la cara con palmaditas. No frotar vigorosamente la piel mientras se seca, ya que esto puede provocar una irritación innecesaria.
Doble limpieza (Double Cleansing)
El concepto de doble limpieza se ha vuelto más común en los últimos años. La doble limpieza en el sentido tradicional implica el uso de dos limpiadores diferentes. La primera limpieza es para eliminar el maquillaje y el protector solar, y la segunda es para limpiar más profundamente y asegurarse de que se haya eliminado cualquier residuo. Mucha gente recomendará un limpiador a base de aceite seguido de un limpiador espumoso.
De hecho, como ocurre con la mayoría de las cosas, es difícil ser tan prescriptivo. Para muchas personas (por ejemplo, aquellas con acné o piel propensa a imperfecciones), habría que recomendar que se mantengan alejados de un limpiador de aceite; un agua micelar puede ser más apropiada. Para aquellos con piel seca o sensible, la doble limpieza puede resultar en una «limpieza excesiva» e irritación. Elegir los productos adecuados para cada tipo de piel es absolutamente vital, pero también se necesita sentido común. La limpieza doble puede ser útil por la noche para eliminar el maquillaje pesado, pero de lo contrario puede ser innecesaria.
Mucha gente ya realiza una doble limpieza sin darse cuenta. Si se usa un desmaquillador seguido de un lavado espumoso, sigue siendo un ejemplo de una doble limpieza. En su forma más básica, simplemente significa que está limpiando la piel dos veces. Los beneficios de la doble limpieza son asegurar que la piel esté completamente libre de maquillaje, protector solar y otros productos para el cuidado de la piel. Además, prepara la piel para cualquier otro tratamiento tópico que se utilice posteriormente.